Yo vi Saw y te cuento

Y aquí podéis ver a dos chavales cumpliendo su ansiado sueño de hacer películas. Jóvenes, con ilusión, y deseando comerse el mundo. Uno de ellos ahora está considerado uno de los mejores directores de su generación y una especie de Rey Midas del cine de terror. Ah, pero qué poco sabían los muy necios lo que estaban a punto de desencadenar en mí…

Hay un momento en la vida de todo escritor en el que una obra le hace decir: yo quiero hacer esto, que alguien se sienta como yo con esta obra. Saw fue ese momento para mí. Parece absurdo, o por lo menos a la gente se lo parece siempre. «¿Saw, en serio?», se mofan, «si ahí nada más que hay sangre», dicen. Tengo una batalla personal defendiendo que eso es un mito infundado y que –lamentablemente– consigue que mucha gente no la vea; pero esa no es la historia que tengo que contar hoy.

Hoy, 17 de enero, es mi cumpleaños. Y os imaginaréis mi cara de sorpresa cuando descubro que Leigh Whannell, guionista de Saw, también nació ese mismo día. No es que sea mi ídolo ni mi modelo a seguir, pero la casualidad no podía ser más apropiada. Si es el Universo lanzándome a muerte el mensaje de que debo cumplir esa pulsión que sentí al ver esta película, de acuerdo, mensaje captado. Gracias, Universo, por poner tanta atención en mí y en mi felicidad. Te escribiré una entrada en el blog, que es más de lo que tú has hecho por mí.

Ah, sí, la película. Como con todas esas cosas que te llegan, no sé explicar muy bien qué fue lo que me impactó tanto –ya os digo que no fue la sangre–, pero sí que me hago una idea aproximada. Ya había visto SevenScream y cosas similares, o sea que no fue ese factor sorpresa de pura ingenuidad ante algo novedoso; aunque he de recalcar que aún comparando sus similitudes, me parece que se quedan en mera anécdota. El caso es que su argumento me fue atrapando poco a poco, pasando del «no me interesa lo más mínimo ninguno de estos personajes» hasta el «por favor, necesito que esto acabe bien». Me gustaría apuntar que los veinte minutos finales me siguen pareciendo una sesión de tensión magistral que no se desgasta por más veces que la vea.

En suma es un guión sencillo, que no simple, en el que –como al márketing le encanta señalar– todas las piezas encajan perfectamente como un puzle, aunque no se vea a simple vista. Aprendí de ella que aunque una historia pueda ser tan sencilla como 2+2 el Diablo siempre está en los detalles y puede elevar todos los factores al máximo. De acuerdo, la película tendrá sus fallos y estará lejos de ser perfecta, pero todo en el guión encaja muy bien; no le sobra nada realmente y podríamos discutir si le falta algo para mejorarla o no, pero es innegable que, a fin de cuentas, funciona perfectamente tal y como está.

Recuerdo clarísimamente cuando vi el final por primera vez y dejé pasar los créditos finales sin levantarme del sitio. Lo que no recuerdo es lo que estaba pensando, pero esa era la clave: estaba pensando; tal vez la primera película que me había hecho eso. Al día siguiente tuve que volver a verla y rescaté esa sensación. No tardé mucho en decirme eso de «necesito hacer sentir a alguien lo mismo que me ha hecho sentir esta película» y, ¿puede haber un propósito mejor para juntar letras? No soy capaz de considerarla mi película favorita, porque hay películas que me gustan mucho más, pero pocas han significado tanto para mí.

4 comentarios sobre “Yo vi Saw y te cuento

  1. Hoy voy a contar una pequeña historia, ocurrió hace hoy 24 años tu llegastes a mi vida con ello me llenastes de luz. Muchas gracias por estar aqui. Te quiero

    Me gusta

Deja un comentario